jueves, 7 de abril de 2011

MEMORIAS DE UN PELÓN DE TAIWAN (VI). CALLE ARRIBA Y CALLE ABAJO.

MEMORIAS DE UN PELÓN DE TAIWAN (VI):
UN RECORRIDO POR MENDAZA,
CALLE ARRIBA Y CALLE ABAJO.
Continúo mi recorrido por Mendaza y paso después por delante de la casa de Rafael Ochoa haciendo aquí un pequeño paréntesis. ¿Recordáis al heladero de Mués? ¿Aquel que a los chicos nos vendía helados a cambio de huevos? De algún sitio habían de salir los huevos, ¡que en aquel entonces no iban a dárnoslos nuestras madres así por las buenas!, claro, que salían de las gallinas de casa y a veces de las de los vecinos. Había pues, venido el hombre de la garrafa, y yo quería helado. ¿Pero dónde estaban los dos reales que costaba? Así que entré en el corral de Rafael y eché el guante a dos hermosos huevos. Me fui con ellos al heladero y por los dos huevos me dio un helado ¡Uno! Alguien me vio comerlo y fue con el cuento a mi madre. Ella se armó de paciencia y de la alpargata, y me esperó a que volviera. No paró hasta hacerme confesar de dónde había sacado los huevos. Al día siguiente, amenazándome de nuevo con la temible alpargata, me puso otros dos en las manos. Asegurándome de que no había nadie que me viera, entré, puse los huevos en el nidal y salí disparado a la calle. Ya no me acuerdo como sabía el helado, pero tampoco he olvidado el miedo y vergüenza que pasé.

- casa de Juan Paternáin -

Sigo por delante de las casas del guarda de campo Valentín, de Urrea, del Chomillo, de Paternáin - el abuelo -, del Sr. Médico D. Antonio Bujanda, del Castor Montón, del Moro..... Me encamino hacia la plaza. Voy a detenerme en dos o tres sitios más queridos por mí. En primer lugar la casa del Paulino y la Ruperta, los padres de Flora Lanz; la primera familia amiga, amiga que recuerdo de Mendaza, al lado de donde vive ahora, la casa que ha sido siempre para mí la casa de la “Seña Marcelina”. Allí viví un par de años. Gracias, Flora por el cariño con que todos, empezando por tus padres Paulino y Ruperta, tus hermanas, Sara, Avelina y tú nos disteis. Un poco más adelante la casa de la Señora Leona Los Arcos y de Virginia Suberviola, donde en las procesiones del Corpus y de Corazón de Jesús, se ponía el altar más bonito del pueblo. ¡Qué sobrecamas tan bonitas que tenían!

- casa de Flora y Virginia -

Y la casa de Francisco, el Saltapeñas, sacristán aquellos años y la de Felipe, el barbero viejo, de quien se decía que era indiano y a quien tanto hicimos sufrir los niños, cuando manejaba un real sobre la taza con ceniza de sus cigarrillos. A veces salía furioso, fritándonos que seguramente nos había enviado el Sr. Cura. Se decía que adivinaba con seguridad el pasado y algunas veces el futuro.  Se decía, creo que mal decir, que era  algo así como adivino. Yo entré con frecuencia a su casa y siempre me trató bien.


Un poco más adelante la casa de los maestros, donde, a partir de los siete años yo, y otros de mi edad, con entrada libre muchos domingos, aprendimos más y mejor que en la escuela, a ser hombres con un poco de ideal y sentido. Gracias Don Ángel. Recordaréis algunos que en aquella casa, en la cara de abajo, tenía corrido por debajo de las ventanas del primer piso, un saliente donde los chicos poníamos a prueba nuestro valor y destreza. Si lo pasábamos sin resbalar y sin saltar habíamos dado un paso importante en nuestro camino a la madurez.
Manuel Piérola
Un pelón de Taiwan

1 comentario:

  1. ¡ Hola Joeé Luis ¡
    Me asombra la memoria tan importante que tienes para recordar todos y cada uno de los nombres de tus conocidos y familiares de Mendaza. Una lástima que yo no sea de este pueblo.Por lo demás me supongo, que todos los que entren en este blog disfrutarán con vuestras andanzas de jóvenes.Una delicia tu amena narración.
    Un abrazo.

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