viernes, 31 de mayo de 2013

LA BATALLA DE MENDAZA (V): EMPIEZA LA PELEA.

EL PLAN DE ZUMALACÁRREGUI NO FUNCIONA

De pronto las cornetas ordenaron marcha. Uno de los batallones rebasó la línea del pueblo; los demás les seguían: cada uno ocupaba sucesivamente las posiciones que el anterior dejaba. El 5.º Navarro, que era el último, se colocó donde antes estaba el 1.º Guipuzcoano. Al efectuar este movimiento oyó decir Fago que el enemigo avanzaba hacia el centro en formación de columna; mas él no veía nada. Lo vio después, cuando Iturralde mandó desplegar sus cuatro batallones en la falda de la montaña; impetuoso movimiento de impaciencia en que se revelaba el guerrillero, y que determinó un cambio en la dirección que traían los cristinos.

Oraa, que mandaba la vanguardia de éstos, en vez de marchar contra el centro, que era el cebo de la ratonera hábilmente armada por Zumalacárregui, se fue sobre la izquierda, o sea los cuatro batallones del bravo Iturralde. La impetuosidad de éste alteró gravemente la posición de las piezas en el tablero, y la jugada no podía ser ya tal como la concibió y preparó el General, inspirado por los ángeles, o por Fago, que éste así lo creía y así lo expresaba en un breve soliloquio. «Ya nos ha reventado este Sr. Iturralde con su acometimiento de principiante. Se le mandó que tuviese ocultos, tras la montaña, los cuatro batallones, y los presenta de cara al enemigo... Sr. D. Tomás, ¿qué hace usted en este momento al ver la pifia de su amigote? Pues rabiar y patear, como pateo y rabio yo. Esta acción, no lo dude usted... la perdemos».

Oraa, con certero golpe de vista, lanzó sus tropas hacia Mendaza, mandándolas flanquear la altura y atacar a Iturralde de flanco. Los cuatro batallones tuvieron que moverse de nuevo: al sonar los primeros tiros, su posición era ya muy desventajosa. Difícilmente pudo el Guipuzcoano y uno de los Navarros sostener el fuego contra los cristinos; los otros dos Navarros no sabían dónde ponerse. Iturralde les mandó bajar, y luego subir, y luego estarse quietos. Con la conciencia de su falta, el hombre no sabía ya qué hacer, ni cómo arreglarse para salir airoso de aquel mal paso. En tanto, el amigo Fago, que aún no había disparado un tiro, intentaba hacerse cargo de lo que ocurría en el centro. Por allá también se batían.

Sin duda la división de Córdoba atacaba las fuerzas mandadas por D. Bruno Villarreal, consistentes en tres batallones y la caballería, y en apoyo de éstos corría sin duda el propio Zumalacárregui con los cuatro batallones situados en Asarta. Esto se lo figuraba el capellán soldado: lo veía en su mente a la luz de la lógica; pero no en la realidad, pues desde el repecho en que había quedado el 5.º de Navarra, sin poder avanzar ni retroceder, nada se distinguía claramente. Por entre las ondulaciones del terreno de roja arcilla, salpicado de olivos en algunos trozos, en las más enteramente calvo, veíase humo de fogonazos; pero nada más. El tiroteo arreciaba; el rumor de batalla era ya formidable estruendo.                                                                    (continuará)

B.P.Galdós
Zumalcárregui
Episodios Nacionales. Vol. 21.



- vista de Mendaza, parte de la Berrueza y montes de la zona desde Laplana en la sierra de Kodés -
  • A estas alturas de la batalla puede ser que algunos tengáis ganas de saber un poco más dónde se encuentra Mendaza y cómo son sus alrededores y el paisaje. Un valle el de La Berrueza que se abre entre montañas bajas con un sotobosque cerrado de carrascas, encinas y pequeños robles. Como se parecía en la foto, en línea recta y a pocas horas de camino Monjardín y detrás la silueta mayor de Montejurra, a sus pies Estella. En Google Earth el espacio de la batalla se localiza con 42º 38'10.56 N - 2º 14'54.77 S.
  • Las tropas cristinas consistían en 2 divisiones compuestas de 17 batallones (algo más de 13.000 hombres), 6 escuadrones de caballería (unos 600 hombres) y una docena de piezas de artillería, dirigidas por los generales Luis Fernández de Córdova y Marcelino Oráa. Fernández de Córdova era gaditano y se dedicó a la milicia, a la política y a la diplomacia, siendo embajador en París, Lisboa y Berlín. De ideas absolutistas y para nada liberal ni constitucional (1812), recibió el mando del ejército isabelino de Navarra sin experiencia de mando de tropa. Se estrenó en la batalla de Mendaza y fue duramente criticado por el inútil sacrificio de vidas en la batalla posterior de Arquijas. El general Oráa era navarro, de Beriáin, y buen conocedor del terreno. Se le llamaba "el abuelo" y "el lobo cano" por su blanco pelo.
- grabado de la época del vestuario de la infantería de los cristinos -
  • Los cristinos eran más, y mejor armados, eso lo sabían todos. En cuanto a su indumentaria los ejércitos isabelinos, utilizaban unos uniformes menos abigarrados que los de los carlistas. La infantería, por ejemplo, vestía casaca o guerrera azul turquí, con cuello, vivos y portezuela anteados; botón dorado plano, con un solo filete al canto y el nombre del Regimiento en el centro. Pantalón ancho de paño azul con medios botines. Chacó con chapa y carrillera de latón; galón y pompón de oro. Vamos, ¡una monada!
  • Los cristinos partían de Los Arcos, a unos 10 kms de Mendaza y en su acceso a La Berrueza tenían que atravesar una puerta natural en la sierra de Cábrega conocida como el Congosto, un estrecho producido por el paso de rio Odrón, o bien por el paso de San Gregorio, un pequeño collado en la sierra de Cábrega, debajo del santuario del mismo nombre y al que se accede por cómoda cuesta desde Mués. La tropa por razones de seguridad lo hizo por San Gregorio. Una vez dentro del valle el terreno se abre por igual a ambos lados. De acuerdo a la estrategia planificada por Zumalacárregui les iban a permitir el despliegue y provocarían el encuentro en la zona central del valle, una vez superada la cuesta del molino, en la actual desviación de la carretera al pueblo de Mendaza, un terreno de cultivo parcelado, con pequeñas muros y paredes de lajas de piedra que permitían la protección del fuego enemigo.


  • En Internet circulan sólo cuatro grabados de la época con esquemas del planteamiento estratégico de la batalla, y resulta curioso que difieren entre sí y en diferente medida con el relato de Galdós que seguimos en el blog. El primer grabado A) presenta al ejército cristino desplegado desde Desiñana hasta Piedramillera, cuando parece que Zumalacárregui ocupaba las ruinas de Desiñana como centro de partida lo que supondría un retroceso de las posiciones carlistas cuando eran estos los que ocuparon el valle y esperaron hasta 4 horas la llegada del enemigo. En el mapa la mayor parte de la infantería carlista se halla desplegada entre Mendaza y Piedramillera, en la falda de la sierra de Dos Hermanas. No es real disponer más de 3.000 soldados en la falda de la montaña, no caben. Por su parte la disposición tan abierta de los cristinos los hace frágiles y susceptibles de que el enemigo te parta por el medio. Es un mapa fallido y que no se corresponde con lo contado por Galdós y otras narraciones de la batalla.

  • Como otros grabados está a escala 1/80.000 y en leguas de manera que 1 cm del mapa equivale a 800 m, es decir 0,14 leguas, siendo la legua la distancia andada en 1 hora equivalente a 5,5727 km.


  • El segundo grabado B) se corresponde con la narración de Galdós. Los tres cuerpos del ejército carlista en negro están perfectamente situados, así como el despliegue de las dos columnas cristinas en blanco, duplicadas con 17 cuerpos de infantería y 5 escuadrones de caballería cada una, la de Córdova a la izquierda y la columna de Oráa a la derecha. Las posiciones y distancias de los pueblos es correcta. Lo que falla en este plano es la representación del relieve. Ni el monte de Mendaza, ni la sierra de las Dos Hermanas, ni el monte de Asarta y la sierra de la Costalera se corresponden con la realidad. Resulta curioso la posición en medio del valle de la casa Cabrera, equidistante de los pueblos. Puede ser la referencia de algún campo con ese nombre. En próximas entregas seguiremos analizando los otros dos planos.
 

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