EL TIO DE LAS TRIPETAS
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Un día, por mandato de la abuela y con mucho gusto, por mi parte, fui a la chopera de Asensio a coger tripetas para preparar un buen plato. Era día frío, pero no desagradable. No llovía. El cielo estaba plomizo. Con mi cestica me fui a la alameda. Estaba allí un señor desconocido, un fuerano, vamos. Removía las hierbas y las hojas del suelo y cada dos por tres ponía algo en la cesta. Me vio, se enderezó y me dijo sonriente y cariñoso:
-Oye, chaval, ¿Buscas tripetas?
-Si, señor! Le contesté.
-Mira, en ese rellano de arriba, hace un ratico, había muchas. Vete y veràs.
Y me fui a coger tripetas a donde me decía, pero no las veía ni pintadas. Me di cuenta de que su mano no paraba: del suelo a la cesta, y de la cesta al suelo. Y me fui a hacerle compañía. No dijo nada. El siguió cogiendo. Yo aun pude llenar de mi cesta, cestilla, como la de Caperucita, para comerlas en casa, con la abuela.
No dije nada a nadie. Me parecía que me llamarían tonto. Es la primera vez que cuento este pequeño episodio.
Manuel Piérola
Un pelón en Taiwan
Manuel Piérola
Un pelón en Taiwan
Anécdota divertida lo sucedido a Manuel Piérola,un pelon de Taiwam.
ResponderEliminarNo me resisto a preguntar de esta última acepcion a José Luis. ¿De donde procede y que define "Un pelón de Taiwan"?. Perdón por la osadía y gracias anticipadas.