lunes, 27 de junio de 2011

MEMORIAS DE UN PELÓN EN TAIWAN (XVII): TRONADAS EN PEÑA COSTALERA

Ocurría, y seguirá ocurriendo, por mayo y junio con relativa frecuencia, en las peñas de Asarta. El cielo se ponía de nublado, obscuro, casi negro. Mi madre nos tenía mandado volver cuanto antes: - Al primer trueno a casa, a rezar con ella los conjuros a Santa Bárbara.


¡Era mandato perentorio! Sin embargo, el juego por las calles era más interesante. Pero pronto aprendimos que más peligroso que el trueno y los relámpagos, podía ser la alpargata de mi señora madre.


- el "nublao" se cierne sobre el monte de Asarta -
De todas formas lo obscuro del cielo, el bramido de los truenos y la furia del los relámpagos nos hacían temblar. Yo volvía a escape. Y alguna vez, de puro miedo, no podía subir las escaleras del segundo piso. Vivíamos en casa de la señora Marcelina, ahora de Flora.


Más de una vez me paré, muerto de miedo, llorando a gritos, hasta que tenía que bajar mi madre a recogerme. No había forma de subir un escalón. Además había manchado a fondo el escalón y los pantalones.

Manuel Piérola
Un pelón en Taiwan 

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