miércoles, 15 de junio de 2011

MEMORIAS DE UN PELÓN EN TAIWAN (XV): ¡PESQUÉ A MANO UNA CULEBRA!

- el Ega a su paso por Murieta -

En Murieta los chicos éramos pescadores. A mano, en las cuevas de de los de la orilla, sólo los que se atrevían; con anzuelos de alfiler y a veces más sofisticados, con reteles, remangas. Los mayores usaban garraminchas y tresmallos. Después de varios años comenzamos a pescar con miedo; el que teníamos al "Bicarbonato", el guarda de río, que residía en Ancín.

Y pescábamos de todo: chipas, lampreas, loinas, barbos, alguna trucha, cangrejos de pasa y de no pasa. El que caía en nuestras manos no pasaba. Entre los guijarros más finos, junto a las corrientes no muy fuertes poníamos filas de piedras más grandes, haciendo una pequeña hondonada a la mitad de las dos filas. No pasaba mucho tiempo y, justamente en la hondonadilla, se juntaba un montón de chipas tal que parecía una mancha negra. Entonces nos abalanzábamos, el que tenía remanga con remanga, el que no con las manos, y cogíamos un puñado de ellas.


Una de las veces en la que fui yo el pescador, vi el friego lleno y no pude resistir la tentación. Cogí un buen puño. Pero, mira por donde, veo salir de entre mis dedos una culebra. Se acabó la pesca a mano: Nunca más volví a pescar a mano en friegos.

Manuel Piérola
Un pelón en Taiwan

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