lunes, 17 de octubre de 2011

TRADICIONAS AGOISCAS. " ECHAR EL REINAO ".

   En la Villa de Aoiz, en la cena previa al día de Reyes, se evocaban ciertas tradiciones que en la actualidad se han perdido, y han dado paso a otras diferentes dentro de las celebraciones navideñas. Nos estamos refiriendo a la que se denominaba "echar el reinao". Está en mi recuerdo aquellos años de niñez, en los que las familias se reunían alrededor de nuestros mayores para compartir en aquellas fiestas tradicionales los "especiales alimentos" que aquella economía tan limitada les permitía, después de los años de escasez que se padecieron tras el paso de una guerra fratricida que ocasionó grandes miserias y sufrimientos.
   En Navidades, nuestra familia de economía muy limitada se reunía en casa de los abuelos, en mi caso los maternos, que residían en la calle La Villa nº1 en Aoiz. El día de Reyes era para nosotros los niños un día especial, que lo esperábamos con la ilusión de los prometedores y escasos regalos que la pobre economía de nuestros familiares, (abuelos, padres, tíos, etc..), nos insinuaban que podíamos recibir, con la llegada de los Reyes Magos.

Rey de oros

   Pero antes de retirarnos a descansar en espera de la noche mágica, tenía lugar una celebración a la cual los abuelos le daban una gran importancia, era lo que en aquellos tiempos tenía lugar después de la cena familiar del día 5 de enero, víspera de Reyes. En este día, se reunía la familia alrededor de la mesa una vez consumidos los alimentos de la cena. En ella no habían faltado, cardo, pollo y algo de fruta, generalmente del propio cultivo familiar, para concluir con algunos humildes "turrones" acompañados de algún licor como el "vino rancio" también casero, y un buen "café de puchero".
   Cuando la abuela y "sus ayudantes" habían recogido todos los utensilios culinarios, la familia iniciaba la velada, siendo el abuelo el encargado de reclamar que se le proporcionara una baraja de naipes para proceder a "echar el reinao". Este momento era importante para la familia y en especial para los niños, pues el azar determinaría quien iba a ser proclamado "rey" para todo el año que acababa de iniciarse. Además suponía que las cartas podían determinar que la persona con el "título real", debía costear un buen "brazo de gitano", postre casero del día de Reyes.
   Con toda la familia alrededor de la mesa, aún me viene a la memoria al abuelo Leoncio, como procedía a barajar los naipes de la baraja, lo hacía repetidas veces con unas manos llenas de vigor pese a su avanzada edad, y a las que imprimía la firmeza que el momento requería.
   Después de realizado el "corte" de la baraja por la persona situada a su izquierda, con gesto solemne se disponía a "echar el reinao". La primera carta, con voz potente y ceremoniosa se dedicaba "a Dios", la segunda a "la Virgen", y a continuación se daba una carta a cada miembro de la familia, con el más riguroso orden de "edad y dignidad" y seguía : al abuelo, a la abuela, al tío o tíos, al padre, a la madre, a los nietos y nietas de mayor a menor. La aparición del Rey de Oros y su adjudicación al miembro que le había tocado en suerte, determinaba la proclamación del "Rey de la Casa" durante el año entrante, y como tal debía ser investido.
   A continuación todos los familiares encabezados por el abuelo, provistos de campanillas, almireces, calderos y otros instrumentos caseros salían a las ventanas y balcones. Allí el abuelo con voz potente,anunciaba "viva el Rey (nombre)", acompañado con el sonar de los instrumentos de la improvisada orquesta, vitoreando el nombre del "nuevo rey de aquel hogar".
   En otros balcones y ventanas de la Villa se repetía el mismo acontecimiento con la proclamación de"otros reyes", que comunicaban al resto del vecindario la elección realizada. Eran unos buenos ratos, de sonora celebración, que enmarcaba la fiesta de Reyes. Todo esto era el preludio de una noche intensa para nosotros los menores, a los que se nos recomendaba retirarnos a descansar, en espera de la llegada de los Reyes Magos de Oriente.
   El "Rey del hogar" se encargaría de sufragar el postre del día de Reyes, y si la suerte nos había favorecido a uno de los más pequeños, serían los padres los encargados de pagar la celebración.
   Hoy día en Aoiz, se ha perdido esta tradición y son pocas las familias que aun la realizan. Se ha sustutuido por el actual "roscón o rosco de Reyes", repartido entre los miembros de la familia después de la celebración, con la obligación del pago a la persona que le aparece una "figurita o haba" en su porción de rosco.

1 comentario:

  1. Me ha encantado la historia del reinao en el fondo y en la forma. Imagino la emoción de que el azar te pudiera nombrar “el rey” de la casa, siempre que las manos del patriarca de la familia te repartiera la suerte (ya se sabe que un mazo de cartas en unas manos hábiles sirven para muchas cosas). Y luego que cualquiera pudiera ser nombrado rey, sin discriminaciones de sexo ni de edad, se acabaron leyes sálicas y otras tropelías sucesorias. Toda una hermosa costumbre que provocaba la reunión familiar y los pequeños excesos de entonces que hacían de la fiesta de la víspera de la epifanía una fecha memorable.
    Gracias JJ por regalarnos tus recuerdos personales y hacerlo de manera tan elegante, como siempre.

    JL Paternáin

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