Ya estamos metidos en plena campaña electoral de autonómicas en Cataluña, ¡qué horror de dos semanas nos aguardan! Aguantar tanto discurso vacío de contenido real, falso, un agravio a la palabra y sobre todo a la razón.
Nunca creí, ni creo, ni creeré en ese slogan tan engañoso del "Tu decideixes!" cuando se refiere a lo público y a lo colectivo. Es de ingenuos, o de ignorantes, suponer que uno tenga tanto poder como para decidir frente a los "lobbies" económicos y políticos que gobiernan un mundo global como en el que vivimos.
Nunca creí, ni creo, ni creeré en ese slogan tan engañoso del "Tu decideixes!" cuando se refiere a lo público y a lo colectivo. Es de ingenuos, o de ignorantes, suponer que uno tenga tanto poder como para decidir frente a los "lobbies" económicos y políticos que gobiernan un mundo global como en el que vivimos.
En esto de la democracia toda la capacidad de decidir termina en el momento en que depositas el voto en la urna, porque en lo que ocurre después ya has dejado de ser protagonista. Otra cosa es en el ámbito de lo privado, donde, quizás, sí que se puede decidir algo, y dentro de un orden, que no quiero ponerme pesado en lo biológico ni en lo filosófico.
Aburrido de la monodia, de las mentiras, del monólogo oficial, no me queda mucho más que mirar a la realidad con distancia, ironía y si puede ser con humor. Así que durante estas dos semanas que va a durar la campaña, llena de reproches y desamores, "decido" hacer mi campaña particular, "lateral", recuperando canciones que nos sirvan de imagen de lo que se respira en el escenario de la política.
La primera, " Ahí te dejo en San Antonio", un tema clásico tex-mex de desamores, traiciones y reproches. La canta, desde Maastrich, Dwayne Verheyden, un joven holandés, sucesor del gran Flaco Jiménez. Así está el mundo de globalizado.
Ya no quiero que me beses ni besarte,
Ni mirarte, ni siquiera oír tu voz,
Porque supe que tenías otro amante,
Y en Laredo ya tenías otros dos.
Te gusta mucho el baile
Y bailas al compás,
Te vas hasta Laredo
Y quieres más y más.
Soy ranchero, jugador y navegante,
Ya me voy para nunca más volver,
Me dejaste sin dinero y sin rolante,
Por el mundo te me echastes a correr.
Ya me voy, ahí te dejo en San Antonio,
Tu manita no te la puedo quitar,
Hay momentos que pareces el demonio,
Cuando mueves la cintura pa bailar.
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