En nuestra Berrueza siempre hemos visto fluir los cielos desde el oeste, descabalgando las nubes por los muros de la sierra de Lóquiz, buscando Ioar y el monte de Asarta para dirigirse luego hacia tierras más bajas y seguramente seguir las aguas del Ebro. Se nos pondría los pelos como escarpias si viéramos venir las nubes desde Los Arcos. "Eso es contra-natura", diría el sabio del lugar.
En cualquier caso, las nubes pasan, los días se suceden y los cielos ruedan, hoy, mañana y todos los días, por encima de nuestras pequeñas vicisitudes humanas, nuestros éxitos, nuestros fracasos, nuestras satisfacciones y nuestras angustias.
Todo fluye, todo pasa que diría el presocrático de turno: -”En los mismos ríos entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos” nos recordaba Heráclito. Para Heráclito, el devenir está animado por el conflicto, una contienda que es al mismo tiempo armonía en el sentido de un ajuste de fuerzas contrapuestas, como las que mantienen tensa la cuerda de un arco.
Todo viene a cuento de los resultados de las elecciones catalanas. Todo fluye, todo sigue, todo pasa, "y lo nuestro es pasar" apostillaba D. Antonio. El futuro sigue más oscuro y complejo que antes de las elecciones. El devenir seguirá animado por el conflicto entre fuerzas contrapuestas. Menos mal que los nuevos representantes del pueblo seguirán luchando por conseguir nuestro derecho a decidir.
Mientras alguien me explica qué puedo decidir, veamos unas imágenes del fluir de nuestro microcosmos.
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