miércoles, 23 de noviembre de 2011

RECORRIDOS POR LA CUENCA DE PAMPLONA. LACARRI. MONTAÑA Y LEYENDA

   Nos proponemos realizar un recorrido por los alrededores de Pamplona, con el fin de satisfacer la afición por la montaña y ampliar las inquietudes culturales que suponen : la ascensión a la peña Lacarri, y la visita al despoblado de Amocain, lugar este último de jugosas leyendas.

Lugar de Elía. Inicio del recorrido
   Esta montaña la podemos divisar perfectamente desde la capital, siguiendo la dirección noreste. Está situada en el cierre de la cuenca de Pamplona, sobre las estribaciones montañosas que separan los valles de Arriasgoiti, recorrido por el río Erro, y el valle de Esreribar, bañado por el río Arga.
   El acceso a esta cima tiene varios recorridos, de puntos de partida diferentes, que los podemos utilizar y que están ubicados en pueblos de los valles que la rodean. En este caso, optaremos por iniciar la ascensión en Elía, un recoleto lugar del valle de Egüés. Para llegar a este lugar desde Pamplona, tomaremos la carretera  NA-150 en dirección  Aoiz, pasaremos por Egüés y al llegar a Ibiricu nos dirigiremos por la NA-2375 en dirección a Elía por una estrecha carretera, que después de 2,5 km nos sitúa en el citado lugar, dejando a nuestra derecha una derivación hacia Echálaz.

Amplio camino de ascenso hacia Señorío de Amocain
   Con una población aproximada de 24 habitantes, EIía es un lugar muy cuidado y apacible, después de atravesarlo tomaremos una pista que se adentra en el valle, llevando a nuestra izquierda un pequeño arroyo, que discurre por un barranco poblado de abundante vegetación. Tras superar un paso canadiense llegamos a una bifurcación de caminos en donde encontramos unos lugares apropiados para dejar el coche.
   Para iniciar el ascenso tomaremos una ancha pista a nuestra derecha y en elevación, pasamos poco después entre dos pilares de cemento en donde nos indica una leyenda, "Amocain Finca Particular", divisando en la parte alta unos edificios en ruinas. Continuando por el ancho camino, vamos bordeando el barranco a media altura, después de llegar al fondo del mismo, giramos para subir por la otra vertiente y alcanzar una zona despejada que domina el valle donde se sitúan las ruinas del despoblado de Amocain. En este lugar quedan en pie, algunos restos de las paredes de la iglesia o ermita, y de una gran casa solariega adyacente, que acogen entre estas ruinas, una de las más bellas leyendas populares del Camino de Santiago.

Despoblado de Amocain
Ruinas de la Casa señorial y de la Ermita
   La escenificación de lo que aquí aconteció se representa en un acto popular denominado como el "Misterio de Obanos". Se cuenta, que en épocas medievales una princesa de Aquitanía y su hermano, es decir Felicia y Guillen (Guillermo), peregrinaron hasta Santiago de Compostela. La experiencia del Camino, el contacto con los romeros, y la fe que le trasmitió el apóstol Santiago, hicieron que Felicia se convirtiera al cristianismo y se replantease su forma de vida.
   Cuando regresaban a Francia, al pasar por Amocain, ella tomó la determinación de quedarse al servicio de los señores del lugar. Su hermano Guillén no pudo convencerla para que volviera a su país, y apesadumbrado continuó su camino hacia  Aquitania.
   Enterada la madre de Felicia por boca de Guillen de la decisión de su hija, le ordenó que volviera por ella y le hiciera regresar a su país. El príncipe Guillén de nuevo en Amocain, le trasmitió los deseos de su madre, ella se mantuvo firme en su decisión de servicio y oración, y no atendió a los ofrecimientos de riqueza y poder que su madre le ofrecía. Su hermano trato en vano de convencerla, y ciego de ira por su fracaso, allí mismo le dio muerte y la abandonó en las proximidades del lugar.

Cima de Lacarri. Cara sur
 Bosque mediterráneo.
   Al poco tiempo de cometer el crimen, Guillermo se arrepintió, y lejos de regresar a su casa, marchó a Roma en donde confesó su culpa. El Papa le ordenó regresar al lugar del crimen, que desenterrase a su hermana, que cargase la caja con los restos en una mula, y que a ésta le dejase libre en su caminar. La penitencia incluía, que donde parase la mula, debía levantar una ermita que acogiese los restos de Felicia.
   Así lo hizo Guillen, desenterró a su hermana y sobre una mula blanca cargó los restos de Felicia. El animal se puso en marcha, cruzó el valle de Egüés y se adentró en el de Aranguren. Dice la leyenda, que al pasar por el lugar de Labiano, la mula se paró, y se desplomó. Y fue en ese mismo lugar donde Guillermo levantó una ermita. La misma que hoy acoge, y en la que se venera, el cuerpo incorrupto de Felicia. En la actualidad , es objeto de gran devoción.
   Una vez cumplida la misión encomendada, Guillermo se retiró a la ermita de Arnotegui, próxima a Obanos, en donde acabó sus días como ermitaño.
   Después de relatar esta singular leyenda,que nos recuerda el lugar de Amocain,proseguimos el camino hacia nuestro objetivo, coronar la cima de Lacarri.
    Desde este despoblado, el camino traza una curva cerrada alrededor del lugar, y sigue ascendiendo hasta llegar a un collado, en donde se une por la derecha con otro al que llevamos, hasta superar juntos un paso canadiense. Ahora nos encontramos en la vertiente que pertenece al valle de Arriasgoiti. En el horizonte las cimas de Elke y Pausarán y a la izquierda,  las laderas de Larrogain.
   Siguiendo por el amplio camino, a nuestra derecha aparece una nueva bifurcación en dirección al despoblado de Galduroz, que visitaremos al regreso , una vez coronado Lacarri. Seguimos al frente en ascenso, durante un buen trecho, hasta un pequeño collado con alambrada en le que se abre un portillo que atravesándolo nos llevaría después de un prolongado recorrido a Errea, en el valle Arriasgoiti.
                       Disfrutando de magníficas vistas

   Nosotros tomaremos una estrecha senda hacia la izquierda, bastante cómoda, entre pinos y bojes, indicada mediante un monticulo de piedras. Esta senda vuelve a encontrar una alambrada, que la atravesaremos por una escalerilla. Desde este punto mirando hacia el sur, se ve una panorámica de Pamplona. Nada más pasar la alambrada salimos a terreno despejado. Enfrente aparece el vértice geodésico situado en la cima de Lacarri. Accedemos a ella fácilmente. Cima rocosa, enhiesta, se levanta despejada sobre una zona de bojes y matorrales que invaden sus laderas.
   Panorama espléndido, con vistas a las cimas próximas de Measkoitz y Adi, más alejadas Ori, Elke, Pausaran, Larrogain y Baigura, al fondo  la perspectiva de los Pirineos. Una vez contemplado el paisaje, en un lugar apropiado, disfrutamos de un modesto almuerzo, el grupo de amigos "Matarrasa".
   Realizamos el regreso al punto de partida, Elía, por la ruta inicial de subida, con la variante de, al llegar a la bifurcación de Galduroz realizar una visita a este despoblado, que está siendo ocupado por nuevos  vecinos, que están recuperando antiguas edificaciones. El tiempo empleado en este agradable recorrido, y que nos ha hecho rememorar hermosas leyendas, nos ocupó aproximadamente unas de cuatro horas y media. 

2 comentarios:

  1. Qué suerte tienen los "Matarrasa" de disponer de tantos recorridos maravillosos como otros tantos rincones de nuestra querida Navarra. El que nos describe Josetxo, una delicia de excursión y una sorpresa que nos presenta una nueva versión de la historia de Felicia y Guillén, la desconocía.
    Como excursión corta, pero intensa, supongo que será un mirador espléndido de Pamplona y del prepirineo cercano, tengo ganas de subir a la Higa de Monreal. Imagino que los "Matarrasa" nos deleitarán con algún reportaje al efecto.

    JL Paternáin

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  2. Hola Josetxo! Excelente entrada. Las fotos son muy, muy lindas... Me han dado muchas ganas de realizar ese recorrido. Por el momento deberá esperar, ya que me encuentro trabajando para una cadena de hoteles en buenos aires. Cuando esté en Navarra, sin duda lo haré. Saludos!

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