miércoles, 7 de septiembre de 2011

LAS FÁBULAS DE SAMANIEGO (III). LA CIGARRA Y LA HORMIGA.

Conocida fábula de Samaniego metáfora del trabajo, de la holgazanería, del esfuerzo, del abandono, de la previsión, de la imprevisión, de la cara dura. Seguro que nos vienen a la mente imágenes y situaciones del momento: bancos, préstamos, currantes, artistas, parados...
¡Qué complejo es el mundo!




LA CIGARRA Y LA HORMIGA

Cantando la Cigarra pasó el verano entero,
sin hacer provisiones allá para el invierno;
los fríos la obligaron a guardar el silencio
y a acogerse al abrigo de su estrecho aposento.



Viose desproveída del preciso sustento:
sin mosca, sin gusano, sin trigo, sin centeno.


Habitaba la Hormiga allí tabique en medio,
y con mil expresiones de atención y respeto le dijo:
«Doña Hormiga, pues que en vuestros graneros
sobran las provisiones para vuestro alimento,
prestad alguna cosa con que viva este invierno
esta triste Cigarra, que, alegre en otro tiempo,
nunca conoció el daño, nunca supo tenerlo.


No dudéis en prestarme; que fielmente prometo
pagaros con ganancias por el nombre que tengo.»


La codiciosa Hormiga respondió con denuedo,
ocultando a la espalda las llaves del granero:
¡Yo prestar lo que gano con un trabajo inmenso!
Dime, pues, holgazana ¿qué has hecho en el buen tiempo?
«Yo, dijo la Cigarra, a todo pasajero
cantaba alegremente, sin cesar ni un momento»
«¡Hola! ¿con que, cantabas cuando yo andaba al remo»
Pues ahora, que yo como, baila pese a tu cuerpo.»


1 comentario:

  1. Como las anteriores todo un éxito la publicación de estas fábulas en nuestra comunicación. Son muy ilustrativas y que se pueden aplicar a muchas facetas de la sociedad actual.

    ResponderEliminar