martes, 12 de febrero de 2013

JUEGOS DE NIÑAS Y NIÑOS EN NUESTRA VILLA DE AOIZ. SEGUNDA ENTRADA

   La situación económica en la Villa de Aoiz no podía ser más precaria después de una posguerra, en la que nuestros padres tenían muchas dificultades para conseguir alimentos para el mantenimiento de la familia. Por lo tanto, pensar en que nos pudieran proporcionar juguetes para nuestra diversión era una utopía. De ahí que para poder completar las horas de holganza de nuestra niñez, era necesario emplear el ingenio y la imaginación en la creación de juegos, con la escasez de medios a nuestra disposición y el alcance de nuestra economía.
Carrete utilizado en el juego del chis.

   Objetos de uso diario en actividades de cualquier índole, podía suponer los elementos necesarios para la creación de una determinada diversión. Una muy curiosa, practicado con asiduidad por nosotros en la niñez, era conocido como el juego del chis.
   Se podía practicar en cualquier lugar de la Villa, el campo de juego podía ser cualquier espacio libre de una calle o plaza, pero las partidas se disputaban generalmente en espacios llanos y limpios sobre tierra compactada. Lugares como la trasera del frontón Toki Eder, las Heras, la Plaza frente a la Iglesia o detrás del Peso, son recordados como los más utilizados para el desarrollo de este juego.
   Los elementos que se necesitaban para realizar esta distracción eran muy sencillos: en primer lugar se disponía de un carrete de madera, que en su origen contenía el hilo empleado por nuestras madres para coser, y que una vez vacío era un elemento base del juego. Una vez posado el citado carrete sobre una de sus caras laterales, se colocaban sobre la otra cara libre un determinado número de cromos, emblemas, monedas, billetes de tren ya utilizados, que eran los valiosos "tesoros de colección", y que se disputaban en el juego. El número de participantes podía ser de 4 ó 5 chicos, que colocaban a partes iguales los objetos a disputar sobre la cara libre del carrete.
Emblemas utilizado como trofeos
en el juego del chis.

   Se marcaba una linea a determinada distancia del elemento reseñado, desde donde se realizaban las intervenciones de los jugadores participantes. Establecido el orden de intervención, el juego del chis consistía en el lanzamiento de una moneda de tamaño grande, con la intención de derribar el carrete con el contenido de los objetos en juego. Para conseguir una parte o la totalidad de los cromos, emblemas, etcétera, objeto de la apuesta, la moneda del tirador debía quedar mas cerca de los elementos citados que del carrete sobre el cual se habían depositado. Había que conseguir, que el carrete al caer rodara un espacio que lo alejara más de los trofeos en juego, que la moneda arrojada por el tirador.
   Una vez realizada la tirada, el jugador retiraba los trofeos obtenidos, si es que conseguía alguno, ahora entraba en juego un segundo jugador y los restantes, que debían colocar la moneda arrojada más cerca de los objetos en juego que el carrete o chis. La partida terminaba cuando cada jugador había conseguido con su habilidad, obtener el mayor número de pequeños trofeos y no quedaban más en esta partida.
Billetes de tren en desuso.
Objetos de apuestas en juegos de niños.
   Se iniciaba una nueva partida, empezando por colocar sobre el carrete, a partes iguales los elementos que se deseaban apostar, y que tenían para nosotros un valor importante, pasando a completar parte de nuestros álbunes de colección los trofeos obtenidos.
   El apostar monedas o billetes en circulación, no formaba parte de nuestras apuestas en el juego del chis, eran los jóvenes de mayor edad los que lo hacían, al disponer de más medios económicos. Este tipo de apuestas estaba prohibido y perseguido por las autoridad competente.
   Otro de las diversiones más sencillos que de niños se practicaba en las calles de la Villa de Aoiz, era el conocido como el juego del pote pote. Para realizarlo se empleaba un elemento muy sencillo, una lata de conservas cilíndrica y vacía de contenido.
   Se juntaban las cuadrillas de amigos o vecinos, en número indeterminado, todos los que deseaban participar. A continuación se colocaba el bote, que de aquí en adelante llamaremos pote, en un lugar visible desde varios ángulos, en cualquier calle, plaza de la Villa, y se determinaba por sorteo, quien de los participantes debía cuidarlo y mantenerlo siempre en posición vertical. Se decía que el elegido "la paraba".
Tipo de bote de conservas vacío.
Similar a los del   juego del pote pote.
   Al empezar el juego el elegido se colocaba de cara a la pared empezando a contar en orden -del 1 al 100 por ejemplo- mientras el resto de los participantes se escondían en lugares de la zona del juego, para no ser descubiertos por el que "la paraba".
   Una vez realizado el contado, este personaje tenía que ir descubriendo a cada uno de los participantes, golpeando el pote contra el suelo a la vez que cantaba el nombre del jugador participante descubierto. Una vez identificado, tenía que salir y acercarse a la zona del pote, quedando temporalmente fuera del juego.
   Si al desplazarse el que "la paraba" a descubrir a cualquiera de los participantes, y uno de ellos llegaba al pote, y lo desplazaba violentamente de su lugar de reposo con un puntapié, el resto de participantes antes eliminados, entraban de nuevo en el juego corriendo a esconderse, antes que el que "la paraba" recogiese el pote y acudiera al lugar donde inicialmente estaba en reposo. Si descubría alguno sin haber logrado ocultarse lo nombraba de la forma descrita, quedando de nuevo fuera del juego.
   Cuando  el que "la paraba", conseguía descubrir a todos los participantes manteniendo el pote de pie en el lugar elegido al iniciar el juego, se daba por concluido. Para continuar jugando había que designar otro niño que sería el "nuevo parador".
   El juego del pote pote, tenía una gran predilección y en él podían participar  niñas y niños. Después de la salida de las escuelas, al atardecer era uno de los momentos propicios para reunirnos y disfrutar de este sencillo juego. Al utilizar como elemento importante del juego, un bote de conservas, esta diversión no tenía coste económico.
Estampa del  juego del burro.
   Durante el desarrollo del juego, el pote solía abollarse por los golpes que se le aplicaban durante los lances de esta diversión, como eran materiales de desecho, su reposición era sencilla y rápida.
   Si el número de participantes era importante, el juego podía tener una gran duración, consiguiendo disfrutar de una divertida jornada con la precaria asignación económica que disponíamos en aquellos años de escasez.
   El denominado juego del burro, es otro divertimento infantil practicado en Aoiz, muy sencillo en su desarrollo y que generalmente lo realizaban solamente los niños, por ser un poco violento en su desarrollo.
   Se formaban dos equipos de jugadores, de cuatro a ocho participantes cada uno. Se elige por sorteo el equipo que la "para". Los jugadores de este equipo se colocan en fila, el primero apoyado de espalda contra una pared o elemento similar; los demás agachados con su cabeza entre las piernas del siguiente jugador, formando una especie de barrera o cama alargada, formada por las espaldas de todos los jugadores agachados.
   Los jugadores del equipo contrario saltan uno por uno por encima del final de la barrera, intentando llegar lo más adelante posible, y han de quedarse sentados en el sitio en el que caen; pueden ayudarse en el salto impulsándose con las manos en la barrera. El jugador que tenga más fuerza y agilidad será el primero en hacerlo.
   Si no consiguen meter todos los jugadores sobre la barrera de los contrarios, pierden el envite y pasan a ocupar la posición del otro equipo o sea ellos la "paran".
En pleno desarrollo
del  juego del burro

   Una vez que todos han saltado sobre la barrera, el primero que lo ha hecho dice a viva voz, "cucharica", "cucharón", "tijericas" o "cuchillos", que corresponden a la situación en que ha colocado sus manos. En el primer caso "cuchara" hace un pequeño cuenco con una mano, en el segundo "cucharón" el cuenco lo hace con las dos manos. La expresión "tijericas" corresponde a la posición de dos dedos de la mano formando un aspa, en el caso de "cuchillos" corresponde a la posición de un dedo de la mano en posición vertical.
   Si cualquiera del equipo que la "para" adivina la posiciones indicadas de las manos, se deshace el juego y se invierten los papeles de los equipos. Lógicamente el primer jugador de la barrera, que ve lo que pasa, no puede hablar ni hacer ningún gesto con el cuerpo que haga referencia a la pregunta. Si los jugadores de la barrera no adivinan la posición de las manos del primer jugador, o la propia barrera de jugadores se derrumba antes de tiempo, se mantienen los papeles de los dos equipos. Y así sucesivamente.
   Es importante en este juego tanto la solidez de la barrera de uno de los equipos, para mantener sobre sus espaldas el peso de los saltadores, como la habilidad del otro equipo para colocarse lo más adelante posible de la barrera y dejar espacio para la colocación adecuada del resto de jugadores.
   Durante la celebración de este juego era interesante que hubiese alguien que no jugara, pero que fuera una especie de controlador para evitar irregularidades en el desarrollo del mismo. A veces a este personaje se le llamaba "madre".
   Esta diversión era un poco violenta, y normalmente era desarrollado por chicos, estando ellas contemplando el juego y así medir la fortaleza y agilidad de cada uno de los participantes.
 En próximas comunicaciones, seguiremos comentando nuevos juegos de nuestra niñez en la Villa de Aoiz.




No hay comentarios:

Publicar un comentario