sábado, 24 de marzo de 2012

UN PASEO POR LA BERRUEZA (I): LA SIERRA DE LA COSTALERA Y LOS PROBLEMAS DE PERSPECTIVA.

La sierra de la Costalera fue para mí, en mi infancia, el monte de Asarta al que se le añadía al final las peñas de Codés (Malpica). Luego el conjunto se definió un poco más con la cima de Yoar (La Plana en realidad). Resulta curioso y paradigmático (ejemplo de) el recuerdo de esta sierra-monte de nuestra Berrueza de que las cosas son como son y no como las miramos o las vemos.

Desde el ventanuco del dormitorio sur de la casa de la abuela, contemplaba, subido en una silla, cómo Asarta aparecía iluminado por el sol en los días despejados de Agosto. Junto al pueblo, veía las estribaciones y los barrancos dibujados de un monte casi perfecto destinado a ser inmortalizado por un maestro impresionista que nunca llegó.


Eso era todo, lo demás no existía. Aquello era una creación de mis visiones que no se atenía a la realidad, pero que para mí, en aquel entonces, era verdadero. Una contemplación directa que nadie me había explicado cómo era en realidad y que, por lo tanto, no existía otra. El monte de Asarta se acababa en las peñas de Codés. En realidad, era simplemente un problema de perspectiva. Estaba observando un objeto orientado norte-sur desde una posición más al norte y desde una altura inferior.

Al cabo de los años me atreví a explorar nuevos territorios con la bicicleta y descubrí la Costalera desde Mirafuentes. Volví a mirar y vi como el monte de Asarta se alargaba por encima de Nazar hasta unas cimas más altas que las peñas de Codés. Observé la realidad que se me había ocultado, escondido o simplemente reservado hasta llegado su momento.

Ahora, pasados unos cuantos años, recupero la memoria de entonces y la realidad de la sierra, elegante, profunda, singular y fronteriza. Una atalaya que no debemos perdernos. Desde sus cimas, el norte con los pirineos, el cercano Montejurra, Monjardín, Las dos Hermanas (Mendaza se hace visible desde la Plana), el este con su Moncayo, el sur y su San Lorenzo y al oeste se nos pierde la vista con los cordales de Loquiz, Urbasa, Andía, Aralar y tantas y tantas cimas. 

Cuando se contempla el mundo desde la Costalera uno siente que le crece el alma y la memoria recupera las contradicciones que la vida nos va poniendo y que vamos superando. ¡Qué suerte haber nacido en Mendaza!  




1 comentario:

  1. Magnífico José Luis. Como visitante de estas espléndidas montañas doy fe de todo lo dicho por nuestro profesor. Su cariño por Mendaza en particular y por la Berrueza en general está fuera de toda duda, así como el excelente recuerdo de sus vivencias familiares. Hace buena la aseveración, "es de buen nacido, ser agradecido".

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